15/12/2022
Este día nos levantamos temprano. El programa de hoy tuvo que modificarse un poco debido a la lluvia prevista.
El plan original era ir al cercano centro comercial Hudson Yards.
Según la previsión meteorológica, iba a llover a partir de las 15.00 horas, pero se cambió a las 13.00 horas. Así que mientras no lloviera, haríamos una actividad al aire libre, y como hasta ahora habíamos visto muy poco de Central Park, pero realmente queríamos ver más, iríamos allí.
Sabíamos que necesitaríamos más energía o tiempo para pasear porque la zona es enorme.
Definitivamente, queremos volver aquí algún día cuando todo esté verde y bonito porque es extraordinario pasear por aquí.
Desayunamos; íbamos a tomar otra "magdalena de Navidad", pero era demasiado grande, así que nos la saltamos.
Se puede dejar la habitación hasta el mediodía, pero como no queríamos comprometernos a una hora límite para estar de vuelta a esa hora, hicimos el check out por la mañana, pero dejamos la maleta a buen recaudo.
Nos dieron una pequeña etiqueta y nos dijeron que le hiciéramos una foto para recuperar nuestras cosas si las perdíamos accidentalmente.
Desafortunadamente, el sol no brilló para nada ese día; estaba nublado y frío. (Pero digo que no tenemos razón para quejarnos porque los últimos dos días fueron fríos, pero al menos con sol).
Caminamos hasta la esquina y desde allí bajamos por la 8.ª Avenida directamente hasta la entrada de Central Park. Son casi 30 minutos andando.
Por el camino, parecía difícil encontrar un baño. En general, no tenemos problemas con eso.
Nos dirigimos lentamente hacia Columbus Circle, una rotonda e intersección muy transitada. La esquina suroeste de Central Park. Este círculo es el punto desde el que se miden las distancias oficiales de las autopistas de Nueva York.
El nombre proviene del monumento a Cristóbal Colón situado en el centro del círculo.
Por supuesto, ahora hay un mercado navideño a la entrada del parque. Fuimos hasta un pequeño lago llamado The Lake (a unos 20 minutos), paseamos a su alrededor y regresamos.
Es un gran parque con senderos serpenteantes, muchos bancos por todas partes, estatuas, monumentos, pequeños arroyos y cascadas, así que hay de todo.
Lo que más nos gustó fue el romántico puente llamado Bow y las vistas.
Después de dar una vuelta por el lago, Csibi miró el mapa para ver cuánto tardaríamos en volver a Hudson Yards (que está cerca del hotel).
Para entonces, ya estábamos agotados. Era difícil imaginar volver desde aquí. Pero pensé, vale, vamos… Hasta que Csibi me dijo que tardaría 59 minutos en volver, según el mapa.
Así que fuimos a la siguiente estación de metro (calle 72), y esta vez Csibi utilizó su tarjeta de crédito para pagar el billete de metro. Totalmente fácil y cómodo.
Volvimos en metro muy rápido, pero incluso desde allí, seguía siendo un paseo de 12 minutos.
Hudson Yards, por cierto, es el nombre de una parte de la ciudad que tiene un centro comercial del mismo nombre con preciosas decoraciones navideñas. Esa es la verdadera razón por la que vinimos aquí.
Miramos las decoraciones y pensamos en almorzar aquí porque no podíamos hacerlo en ningún otro sitio.
Encontramos un "restaurante" - lo escribo así porque no es un restaurante. Aun así, hay una cafetería, una pizzería, no recuerdo qué más, y hay una especie de bufé en el centro. Elegimos eso. Tomas lo que quieres: arroz, carne, ensaladas, patatas… de todo. 20 USD / libra (0,45 kg).
Hay una caja registradora de autoservicio. Pones el plato en la balanza y la máquina te dice cuánto tienes que pagar. Al final, pones el recibo en una mesita.
Comimos y luego compramos un café y un pastel en la cafetería. Ya que estábamos aquí, teníamos que probar una tarta de queso neoyorquina (una tarta de queso tradicional utiliza nata y crema agria para diluir la masa y darle una textura más sedosa y cremosa). En cambio, la tarta de queso neoyorquina usa queso crema, por eso es tan densa y rica.
Esta tarta de queso es la mejor que hemos probado en Estados Unidos.
ANA Bar and Eatery es el nombre del local.
Después de comer, echamos un último vistazo a la decoración navideña y nos marchamos. Frente al edificio hay una atracción turística de 16 pisos llamada "Vessel". Fue diseñada por un arquitecto británico. La estructura, que asemeja un complejo patrón de panel de abejas, se eleva 16 pisos y consiste en 154 secciones de escaleras, 2,500 peldaños, y 80 plataformas para visitantes. Su coste total es de unos 200 millones de dólares.
Las piezas se fabricaron en Italia y se enviaron desde allí a Estados Unidos. Se inauguró el 15 de marzo de 2019, pero cerró indefinidamente tras 3 suicidios en enero de 2021.
Reabrió en mayo de 2021, pero cada visitante debía ir acompañado de al menos otra persona. Tras dos meses y otro suicidio, volvió a cerrarse indefinidamente. No sabemos qué pasará con él.
Después de verlo, reunimos nuestras últimas fuerzas y regresamos al hotel. Solo eran cerca de las 13, pero no teníamos energía para seguir porque hacía un frío que pelaba. Pero al menos no llovía en ese momento.
El hotel no estaba lejos; esperamos en el vestíbulo y tomamos un café en el bar. Más tarde, la ropa mojada de algunos huéspedes que llegaban reveló que la lluvia había llegado. Llovía mucho. Así que menos mal que volvimos a tiempo.
El tiempo pasó lentamente y, a las 15:30, fuimos al lugar de encuentro. No había nadie porque la mujer nos estaba buscando.
Pero tuvimos que esperar otros 15 minutos hasta que llegó el autobús de enlace. Era una especie de minibús pequeño con mucha gente ya sentada, y solo quedaban dos asientos para nosotros. No podíamos sentarnos uno al lado del otro, pero eso no fue un problema.
El autobús llegó sobre las 15:50 y sabíamos que habría un atasco. Y llovía a cántaros.
Como he dicho antes, nuestro vuelo de vuelta salía del aeropuerto de LaGuardia. El trayecto dura entre 55 y 60 minutos por la tarde, durante la hora punta de los días laborables. (Mientras escribo este post, son las 11 de la noche del domingo. El mapa dice ahora que el trayecto dura sólo 24 minutos).
Para mí, fue como una pesadilla. En mi opinión, el conductor era pesado (lo que no me sorprende, dado el tráfico, sobre todo porque hace esto todos los días).
Por cierto, el conductor era un hombre mayor, pero en serio, estaba tocando el claxon, moviendo la cabeza y golpeando constantemente su teléfono móvil.
Fue aterrador. Porque quedó claro que la gente en Nueva York tampoco sabe conducir.
El conductor tocó el claxon inmediatamente cuando el semáforo se puso en verde. Seguía y adelantaba a todo el mundo.
Y por si fuera poco, vi una nota en la ventanilla que decía que la propina no estaba incluida en el precio. Pero eso no fue lo más sorprendente, sino el hecho de que la nota dijera cuánto había que dar. Una de las sumas ya había sido borrada con cinta adhesiva y, obviamente, en su lugar se había puesto una cifra más alta.
Esta vez no dimos nada…
No podía esperar a salir de este coche.
En el aeropuerto de LaGuardia, nos llevaron a la terminal de Delta Airlines. Imprimimos rápidamente nuestras tarjetas de embarque y nos pusimos en la cola de seguridad.
Aquí tuvimos que esperar porque éramos bastantes.
Fue un control muy interesante porque el control de equipajes tenía forma de turbina de avión. Nunca habíamos visto nada parecido.
Afortunadamente, pasamos rápidamente y sin problemas. Nos sentamos y volvimos a ponernos los zapatos. Los árboles de Navidad del centro tenían los colores de Delta (rojo y azul). Luego, mientras caminábamos hacia la puerta de embarque, vimos muchos árboles de Navidad similares a lo largo del camino.
El aeropuerto está muy bien organizado y encontramos la puerta 97 rápidamente. Se anunció un retraso de 9 minutos, pero al final no hubo retraso y pudimos salir un poco antes.
El piloto anunció que los primeros 20 minutos podrían ser accidentados porque la tormenta acababa de azotar Nueva York.
Estuvimos dando vueltas por el aeropuerto durante un buen rato antes del despegue y, por suerte, ¡los primeros 20 minutos no fueron tan brutales como se había anunciado! Estuvo muy nublado y lloviendo durante un buen rato, pero después se despejó. Era un cielo estrellado impresionante.
Después pedimos un Uber, que afortunadamente no tardó mucho, y llegamos a casa 15 minutos más tarde (sobre las 22).
Después de un baño rápido, nos fuimos a la cama, ya que el viernes aún teníamos que trabajar.
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